Un mismo centro

En las religiones ya sean politeístas o
monoteístas, existen diferentes jerarquías, en las politeístas, Zeus y sus
hijos, parten de un dios padre pasando por dioses menores hasta llegar al
hombre; en el segundo caso, la monoteísta, encontramos, dando como ejemplo al
judaísmo, la jerarquía de los ángeles. En ambos casos provienen de un Dios o
Dios principal del cual emanan las subsiguientes categorías.
Categorías que representan estados,
fuerzas de la naturaleza, ideas o deseos humanos muchas veces, como la guerra,
el odio, el amor, la paz, la misericordia, etc. Por lo cual hay dioses o
ángeles de tal o cual cosa, pero siempre en relación con el hombre, en definitiva tanto los dioses
que representan a la naturaleza, como Thor (Dios de Trueno) o emanaciones del
hombre como Afrodita o Ares (Dioses del Amor y la Guerra), son manifestaciones
o formas de manifestarse de un Dios que los trasciende y del cual forman parte,
solo que la mente los desglosa y separa para poder entenderlos.
Con lo expuesto quiero llegar a la
posibilidad de que estas emanaciones son símbolos y guías de estados de
consciencia del ser humano y a través de las cuales uno deberá llegar a
realizar un viaje interior para descubrirse y de este modo encontrar la esencia
de todo, o mejor dicho Dios. Con esto el hombre ha de llegar a la conciencia
absoluta y formar parte consciente de la gran y misteriosa obra cósmica.
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